Bienaventurado quien encuentra la fuerza para hacer un gran viaje: fue lo que nos dijimos una noche, mientras discutíamos frente a mapas desplegados.
Decidimos irnos, y en el camino nuestros vestidos elegantes, los caballos bien arreglados, despertaron asombro.
Se decía que éramos reyes o magos. Seguíamos el curso de la estrella.
Finalmente, llegamos al final del viaje: esa noche la estrella iluminaba una cueva, en la que encontramos un niño en pañales, simplemente un niño.
Supimos quién era y nos arrodillamos ante el Rey de Reyes.
Paolo Gulisano 5 de enero de 2023
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