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Pescado

pesce mercato

No me gusta cocer el pescado. No soy capaz. Ni freírlo, ni asarlo, ni cocinarlo.
Pero me gusta mucho, muchísimo, comerlo.

Y me gusta el pescado que se come en Italia donde hay muchísimos de estos restaurantes, “osterie” (tabernas), donde lo hacen y muy bien.
Cerca de donde vivía, en Vicenza, se encuentran a lo largo de la carretera que de Padua llega a Venecia, siguiendo el rio Brenta, en un panorama campestre engastado de las más ricas villas vénetas, las antiguas construidas en el siglo XVIII por el arquitecto Palladio.
Eran las mansiones de verano de los nobles de Venecia, que cuando el calor y el bochorno se hacía fuerte y casi insoportable en la ciudad, se trasladaban con toda la familia y los criados por unos meses en el campo.

Carlo Goldoni, comediógrafo veneciano del siglo XVIII considerado el padre de la moderna comedia italiana en la cual sostuvo a las mascaras (comedia del arte basada en la improvisación alrededor de unos personajes enmascarados arquetipos de la sociedad) personajes reales tomados de la vida cuotidiana, varias veces escribió sobre estas vacaciones en el colorido dialecto veneciano del tiempo.

 

El sabor del pescado en Italia es algo diferente de lo que se encuentra aquí en México.

Depende del mar, que es un mar aislado, tranquilo, pequeño: no como el océano. Italia es como, tiene la forma de una bota que pisa en un aguazal y este aguazal es el mar Mediterraneo.
Los peces que se encuentran son de una increíble variedad: Italia tiene litorales arenosos y costas rocosas y esto le permite de tener estas especias diferentes y singulares; luego la temperatura del agua de mar, la concentración de los sales, le da a los peces el típico sabor mediterraneo: único.

Cuando te sirven un plato de pescado, de mariscos (los crustáceos y los moluscos) se huele el mar.

crostacei crostacei 2

sardine

De todo el pescado lo que me gusta más es la sardina, la pequeña sardina azul del mar Adriatico (la parte del Mediterraneo que está al este de Italia).
El pescado más común, más barato pero, para mí, más rico que se pueda comer.
Y en el norte, Chioggia, Venecia, Trieste son las ciudades de mar donde se cocina y se come un pescado maravilloso.

En estas ciudades hay mercados de pescado que son una alegría a verlos: por la variedad, por la frescura, por el olor, fuerte pero muy agradable y especial, que emanan. En la noche salen los barcos de pescadores y en la mañana temprano regresan con su cargo de variedad y frescura. Ese es el pescado bueno, fresco con las branquias rojas carmín, los ojos túrgidos y brillantes.

Hay la cultura del pescado, sobretodo frito: hace tiempo habían tienditas (“fritolin” en dialecto veneciano) que freían a todas horas sardinas, zamburiñas pequeñas, sin concha, y anguilitas pequeñas, blancas. Las vendían en un cucurucho de papel gruesa, de estraza, como si fueran papitas fritas. No costaban nada.
Todavía ahora, en Venecia, hay que buscarlo estos lugares que están escondidos, afuera de la corriente de los turistas, en las calles, en las plazoletas de los barrios más populares, donde se encuentra la verdadera alma de Venecia, y su cocina.

Decía: sardinas. Que propio en Venecia y alrededor se preparan en una manera muy especial según una receta antigua: “en saor” (en sabor).

Es simple y muy sabrosa.
Intenté de hacerla también aquí pero no encontré las sardinas que buscaba. La llaman sardinas pero no tienen nada que ver con las verdaderas: son más grandes, tienen muchas y gruesas espinas adentro y afuera del cuerpo, a lo largo de las espaldas: al final las tiré.

Pero si acaso, en un viaje en Italia, las encontraran en el menú, ¡comanlas! Lo merece.

Se les quita la cabeza, se limpian con agua (debería ser, para no quitarle el sabor, ¡agua de mar!), se enharinan y se fríen en bastante aceite de oliva hirviendo. En otro sartén, siempre con aceite de oliva, se dora la cebolla cortada finita, luego se agrega un vaso de vinagre de vino blanco, con fuego lento.
Me gusta, según la receta más antigua, ponerle también pasa y piñones.
En un bol ancho se le pone un piso de sardinas, arriba uno de cebolla así preparada, otro de sardinas, otro de cebolla, hasta al final.
El vinagre, endulzado por la pasa, sigue macerando las sardinas, que se comen “en saor” el día siguente conservadas en el refrigerador.

Y se las comen también cocida a la parrilla con sólo un poco de sal y de aceite de oliva.

Tengo un recuerdo a este propósito: algo de hace mucho tiempo, cuando comí las sardinas más sabrosas de mi vida.

Era joven, poco más que un jovencito, y me encontraba con unos compañeros en la playa de Venecia, el Lido, una isla delgada que cierra la laguna y mira al mar.

Estábamos en la playa, tumbados en la arena todavía caliente por los últimos rayos del sol después de un largo baño.

Un barco pequeño se acercó a la orilla, era de pescadores que habían retrasado el regreso al puerto. Con un bote llegaron a la arena: tenían unos cuantos cajoncitos de sardinas recién pescadas.

Se pusieron a venderlas a los veraneantes que ya se iban a la casa, mientras uno de ellos, el más viejo, encendió rápido un fuego con las ramas secas encontrada en la playa, le puso una parrilla y luego las sardinas.

El precio era irrisorio y me acuerdo que comimos muchas. Nunca así sabrosas.

Ya el sol se había puesto, el aire era tranquilo y agradable. Poco a poco la gente desapareció de la playa; los pescadores ya habían salido.

En la playa ya estábamos sólo nosotros, los amigos con las muchachas.
Yo con el brazo en torno de las espaldas de aquella joven rubia.
Miradas fijas, besos robados: la luna que subía alta en el cielo.

Cuantas estrellas, cuantos sueños, cuantas ilusiones en la cabeza aquella noche en la playa del Lido de Venecia.

 

 

Los secretos de la cocina

¿Antes de todo es cierto que hay secretos en la cocina?
De verdad no es facil contestar a esta pregunta.
Sin embargo es cierto que el único verdadero secreto de la cocina es lo de buscar, utilizar productos de primera.
Esto quiere decir tener conocimiento de las materias primas que se utilizan: de la carne al pescado, de la verdura a la fruta, de los huevos, de la harina, de los condimentos, de las hierbas, de los sabores, y en una palabra de todo lo que va a construir un platillo.
Y no es facil: hay que tener estudio y experiencia para acrecentar la cultura de comida, gusto para distinguir y escoger, pasión para probar, probar y probar.
Empezando del último: la prueba, la degustación, es muy importante pues hay que degustar todo, de los ingredientes, al platillo mientras se prepara, al platillo perfecto. En esta manera las papilas gustativas serán entrenada al máximo y lograrán desarrollar el paladar.
También el vino es importante en este desarrollo. La combinación de los sabores entre el plato y el vino exalta aún más las calidades del platillo. Y, por supesto, segun la comida, el platillo, hay que elegir el vino adecuado, no solo por blanco y tinto; sino por el color típico, el aroma, el boca que transmite la sensación de fuerza, complejidad, cuerpo, persistencia, muy agradables al paladar.
La gastronomía no es solo comida, y la enología toma un rol fundamental.
Claro que en la cocina, al igual que en la mesa, hay que desterrar todos los tipos de refrescos: solo hay que tener agua y vino. En unos casos puede ser cerveza, pero no en la cocina italiana. Los sabores de levadura que tiene la cerveza y peor, el azucar (y los colorantes, los conservantes, los saborizantes quimicos, los antioxidantes sinteticos) de los refrescos son el enemigo numero 1 del gusto.
¡Que lastima que en México haya esta costumbre -importada, copiada de los EEUU, el país que, en la media, menos tiene gusto en la comida (y no solo)- de tomar refrescos a todas horas y sobre todo comiendo!
Sin embargo me parece que poco a poco el gusto por el vino, -tomarlo fresco y espumoso como aperitivo antes de la comida y denso y fuerte comiendo- vaya poniendose de moda: el camino será largo pero estoy convencido de que la cultura del gusto irá a ganar.
Pero antes de todo en la cocina hay que tener cuidado con los ingredientes. No hay solo que escoger los mejores, los mas frescos, los de temporada que tienen perfumes, sabores y calidades nutricionales todavía íntegros, sino tambien cocerlos en la manera adecuada y respectuosa para llegar al resultado final requerido.
Segun el platilo que queremos preparar, el mismo ingrediente viene tratado en diferente manera, la coccion al vapor, a la parrilla, en la olla, en el sarten; con agua, aceite, mantequilla; blanqueado, frito, salcochado, estofado…
La forma, la duración y la temperatura son importantes; como los condimentos y las especias que nunca deben esconder el primario y verdadero sabor del platillo.
En este último caso, sabores fuertes, demasiado sal, un exceso de picante van a anestesiar y trastornar las papilas de la lengua y del paladar que al final no logran sentir nada: solo la sal o el chile.
Sí, la Gastronomía como estudio de la relación entre cultura y alimento es algo bastante complejo y complicado.
Y con todo, ahora, en el mundo donde no se hace más cocina y todos comen el plato hecho de los foods más o menos fast, todos se dicen y se creen cocineros, chefs.
En Navidad, sobretodo, las librerías estan llenas de libros de recetas de todas partes del mundo donde lo mejor son las fotos y los colores de la portada: se compran, se regalan y luego se olvidan en un estante hasta la proxima.
En las tele de todas partes hay programas de cocina, pruebas de cocina, desafíos de cocineros, así que los chefs tienen notoriedad como los actores de telenovelas.
En todo esto, sin embargo, nunca he escuchado hablar de calidad, de temporada…; y tambien cuando leo recetas te dan ingredientes, cantidades, duración de cocida pero nunca encuentro la palabra magica “calidad”.
Y para mi esta no es cocina.
El resultado es un platillo que se come para vivir y no un platillo que se come para gustarlo y saborearlo.

Cocer la pasta fresca 2°

tortellini en caldo
ravioli de carne con salsa de tomate

La pasta que casaitalia proporciona puede ser rellena de carne o de quesos y/o verdura.
Vamos a ver por primero la pasta rellena de carne: tortellini, cappelletti, ravioli.
Este tipo de pasta es diferente por la forma pero también por el relleno, y luego los dos tortellini y cappelletti se comen sólo segun la tradición más antigua (han sin embargo excepciónes) en caldo.
Será que hablar próximamente también del caldo, como se hace, con cuales tipos de carne y cuales sabores hay que ponerle hirviendo.
Los ravioli de carne se comen normalmente con una suave salsa de tomate.
Tortellini y cappelletti se ponen en una olla que ya tiene el caldo hirviendo y se dejan a cocer por unos diez minutos de cuando el caldo vuelve a hervir. También aquí el punto justo de cocción se encuentra comiendo uno por prueba. A este momento se apaga el fuego y se dejan en la olla por dos minutos antes de ponerlos en el plato. Una rociada de parmesano y rapido en la mesa.
Los ravioli de carne y la otra pasta rellena, que in Italia se llama delgada porque no tiene carne, es a decir agnolotti de queso y espinacas, ravioli de quesos y tortelli de calabaza amarilla se comen secos y condimentados en diferente manera.
El consejo de casaitalia es exclusivamente mantequilla (cuidado mantequilla y no margarina) por los tortelli de calabaza, mientras por los agnolotti y los ravioli puede ser mantequilla o salsa de tomate, según el gusto personal. Claro la mantequilla debe ser de primera y la salsa de tomate, no hay que decirlo, casaitalia.
Se ponen a hervir, estos, en poca agua con el costalito de hierbas, y se mueven con delicadez que no se quebren. El tiempo de cocción es de diez a doce minutos pero siempre lo mejor es probarlo. Luego se escurren muy muy bien, que el agua de cocción no vaya a diluir el condimento y que en el plato no se vea el agua corriendo. Lo mejor es ponerlos en un sarten que tenga mantequilla derretida (no quemada) o salsa de tomate y saltarlos hasta cuando no sean bien mezclados, pasta y condimento.
Se ponen en el plato con una generosa rociada de parmesano.
Se comen, como siempre, calientes.

Cocer la pasta fresca 1°

tagliatelle al ragú a la boloñés
fettuccine a la Alfredo
pappardelle al ragú a la boloñés

Antes de todo hay que distinguir entre la pasta normal (cintas más o menos delgadas y anchas) y la pasta rellena.

La pasta normal (fettuccine, tagliatelle y pappardelle) se coce en una olla con agua hirviendo. La cantidad de agua es de un litro y medio cada dos porciónes (150 – 160 gramos), tres litros para cuatros y adelante.
Hay que tener cuenta que en una olla normal no es oportuno cocer más de ocho porciónes para evitar que la pasta se pegue.
Hay que poner bastante sal: el agua debe estar saladita por darle el gusto a la pasta pero no tanto de dar asco a la prueba.
El tiempo, dependiendo del grosor (las fettuccine son mas delgadas de las pappardelle) puede variar de seis a diez minutos a partir del momento que el agua con la pasta vuelva a hervir. Lo mejor es hacer pruebas comiendo un trozito de pasta: esta debe ser “al dente” y “tener nerbo”.
Nuestras pastas (también las rellenas) son hechas con semola de trigo durum cristalino propio por darle esta fuerza cuando se ponen bajo los dientes.
Otro punto importante es lo de escurrirla bien una vez cocida al punto justo. Porque pasta y salsa o ragú se mezclen bien es mejor ponerla escurrida en un sarten donde ya espera caliente la dicha salsa. Dejarla en el fuego salteandola por un minuto y rapido pasarla en plato con una rociada de parmesano arriba.
Es muy importante, por todos estos tipos de platos, que sean calientes y que se comen calientes.
Por decir, en Italia en la temporada fria se ponian los cubiertos a tibiarse en el horno ante de ponerle la comida.

  

Pasta fresca

pasta al huevo
pasta al huevo rellena
 

La pasta fresca, sea simple que rellena, después de haberla hecha una vez recibido el pedido, viene puesta un rato a enjugar sobre una red en un mantel y luego en empaques de dos o cuatros porciónes. 

Como está todavía fresca en el empaque le ponemos bastante semola de trigo porque no se pegue.
Sería buena práctica ante de cocerla ponerla en un mantel y moverla con las manos sacudiendola: así que se quitara la semola y siguiera a secarse.
Sin embargo a caso fuera pegada hay que ponerle en el agua hirviendo una cuchara de aceite y mezclar con un cucharon: en esta manera la pasta mientras se coce se despegará.
Es importantes por la calidad y el sabor, pero también por los valores nutricionales, comerla fresca en el día de la entrega. Si esto no puede ser por unos días, hay que ponerla en el refri: sobre todo la pasta rellena que tiene huevos, carne o verdura sin algun tipo de conservantes o antioxidantes.
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