Sociedad y estado


sociedadyestado

 

¡Tengo que transcribirlo!

Sí, propio, tengo que hacerlo.

Sí no todo por lo menos las partes más impactantes (poniéndole el enlace per el artículo completo ¿Renunciando a la sociedad en favor del Estado?)

El autor es Wendy McElroy. Sí la misma propugnadora del anarquismo individualista de filiación libertaria y del feminismo individualista; la que se atrevió, y con muchas razones, a sostener que la «la pornografía beneficia a las mujeres» afirmando que «No se trata de que toda mujer deba leer o mirar pornografía, sino de que toda mujer decida por sí misma».

En resumen una lección de la tolerancia, de pensamiento independiente, una pluma mordaz.

 

 

Aquí, sin embargo, el tema es diferente: en el artículo, (del 2011 ) que toma inspiración en un uso intimidatorio y cuestionable del servicio público, se enfrenta el moderno conflicto entre sociedad y Estado. (de acuerdo a mi gusto: Sociedad y estado).

“Dos de los conceptos más importantes en cualquier discusión sobre la libertad son el estado y la sociedad. Casi todos los libertarios están de acuerdo en que hay una línea entre un estado y una sociedad, pero ¿dónde se pone exactamente?
Es conocido que el sociólogo de los siglos XIX y XX, Franz Oppenheimer [aquí en CasaItalia], analizó estos conceptos en su obra clásica El estado. Escribía:

Quiero decir con ello [el Estado] esa suma de privilegios de posiciones dominantes que nacen por poder extra-económico. (…) Quiero decir con Sociedad la totalidad de conceptos de todas las relaciones e instituciones puramente naturales entre hombre y hombre.

Las dos instituciones utilizan métodos en competencia e incompatibles para adquirir riqueza y poder. El estado usa lo que Oppenheimer llama “los medios políticos” o el uso de la fuerza; la sociedad usa “los medios económicos” o la cooperación. Donde la sociedad produce, el estado saquea, donde la sociedad funciona mediante acuerdo, el estado emite órdenes. Así que el estado es el principal rival y enemigo de la sociedad de la que abusa para su sostenimiento”.

El individualista estadounidense del siglo XX, Albert Jay Nock [aquí en CasaItalia], fue el conducto de Oppenheimer al pensamiento económico estadounidense. En su libro, Our Enemy the State, Nock escribía:

Tomado el Estado dondequiera que se encuentre, mirando a su historia en cualquier punto, no se ve forma de diferenciar las actividades de sus fundadores, administradores y beneficiarios de aquellas de una clase de delincuentes profesionales.

Murray Rothbard depuraba esta descripción en su ensayo “Society without a State”, en que escribía:

Defino al estado como aquella institución que posee una o ambas (casi siempre ambas) de las siguientes propiedades: (1) adquiere su renta por la coacción física conocida como “impuestos” y (2) afirma y normalmente obtiene un monopolio coactivo de la provisión de servicios de defensa (policía y tribunales) sobre un área territorial concreta. Una institución que no posea ninguna de estas propiedades no es y no puede ser, de acuerdo con mi definición, un estado.

Ya lo habíamos escuchado y creo, y espero, que muchos se encuentren en pleno acuerdo: es la realidad, los acontecimientos que cada día leemos en los periódicos.

Pero ahora viene el jugo, cuando la McEnroy nos habla de lo que llama “La ingeniería del consentimiento”, es decir los mecanismos, las modalidades a través de las cuales el Estado somete a su voluntad, sus decisiones a los ciudadanos, haciéndolos súbditos.

 

Hay varias maneras, nos explica.

Convencer a la gente que el estado no solo es productivo sino asimismo más fiable que la sociedad: en los EEUU la FDA a quien se le atribuye atribuye “producir seguridad alimentaria, sino también refrenar un mercado libre irresponsable que en caso contrario vendería comida envenenada para niños”. Y en todo el mundo las organizaciones #trabajamos para ti, #confia en nosotros, #seguridad para tu familia, y así cantando.

Maneras solapadas con que “el estado convence a la gente de que la sociedad es su enemiga y la autoridad su amiga”.

Otro método, por el que el estado controla y consume la sociedad, es mediante condicionamiento, como nos dijo con exactitud Étienne de La Boétie [aquí en CasaItalia]:

Es increíble cómo tan pronto un pueblo se convierte en súbdito, cae inmediatamente en tal completo olvido de su libertad que difícilmente puede despertársele hasta el punto de recuperarla, obedeciendo tan fácilmente que uno tiene que decir, al observar esa situación, que este pueblo no es tanto que haya perdido su libertad como que se ha ganado su esclavitud.

Generaciones que nacieron “bajo el yugo y luego criadas y educadas en la esclavitud” aceptaban su condición como natural. Así que era importante para el estado controlar cómo se educaban los niños, principalmente controlando la educación. Con este control, las autoridades podrían convencer a la gente de que actuaban para mejorar el bienestar público, que eran la encarnación del bien público, de la ley y el orden.

Así, aquellos que actuaban o hablaban contra el estado eran enemigos del bien público.

Los políticos se alineaban con la religión, juraban defender el derecho del territorio, recurrían a la autoridad de la tradición o un documento fundacional, etc. Presidían sobre muestras de pompa y vestían los uniformes de sus agentes con armas. Las autoridades participaban en rituales de oficio y alojaban a sus agencias (por ejemplo, los tribunales) en edificios caros e impresionantes.

La Boétie veía la mistificación del estado como segunda razón más convincente por la que el pueblo obedecía.

Por supuesto, siempre habría gente que no podría ser convencida o intimidada, pero que quizá pudiera ser comprada. Y así las autoridades también se dedicaron a una generosidad faux que La Boétie también identificaba como otra gran razón para la obediencia: el soborno. Contaba el espectáculo de gobernantes que literalmente alimentaban a la gente distribuyendo comida. “Y así todos gritaban desvergonzadamente: ‘¡Larga vida al rey’”.

Los muy idiotas no se daban cuenta de que estaban simplemente recuperando una parte de su propia propiedad y de que su gobernante no les podría haber dado lo que estaban recibiendo sin habérselo quitado antes.

 Era el soborno institucionalizado mediante el que millones de personas eran contratadas en empleos estatales y percibido dinero de impuestos para pagar sus nóminas. Estos empleados del estado “se aferran al tirano” y le ofrecen su lealtad. Algunos empleados del estado, como los policías, se convirtieron en las manos del estado, atravesando la sociedad para implantar leyes y políticas. Los intelectuales mantenidos con impuestos, como los profesores de universidades públicas y receptores de concesiones públicas, se convirtieron en la voz del estado, defendiendo su legitimidad. Otros, trabajando como administrativos o agentes menores, hacían que la maquinaria del estado funcione penosamente.

A lo largo de generaciones, una nueva y enorme clase de gente: la gente que servía al estado a cambio de un salario. Estos empleados del estado destruyeron voluntariamente su propia libertad y la de sus vecinos. Y lo hicieron sin pensar, porque la fuerza de la costumbre y el poder de la educación les llevaron a creer que las cosas siempre habían sido así y siempre lo serían.

 

 

Espero propio que estas líneas les den gana de leer todo el artículo y sobre todo los hagan reflexionar sobre estas verdades.

 

 

Un pensamiento en “Sociedad y estado

  1. […] se reconoce en deuda con el gran libertario anti-estatista Albert Jay Nock (y aquí) de quien adopta la distinción entre el poder social (la conquista de la naturaleza) y el poder […]

    Me gusta

Deja un comentario

Este sitio utiliza Akismet para reducir el spam. Conoce cómo se procesan los datos de tus comentarios.

La sottile linea d'ombra

Hunting the light - arte e poesia

cooperatoresveritatis.wordpress.com/

Mi è stata data una spina nella carne (2Cor 12,7)

MerryBoosters

Tips and Tricks for smarter Baking and Cooking.

start.me Blog

Get informed and inspired by your personal start page

Inchiostronero

leggere, comprendere, sfogliare, osservare

Jerónimo Alayón

Lingüista y filólogo

The Italian Conservative

Blog conservatore per il libero mercato

Blog kulinarny - NOMART.PL

Nomart Artur Nowicki - Wyroby domowe

terra di nessuno

dialoghi con giampiero tre re