Es rara la figura de Frédéric Bastiat (Bayona, Francia 1801 – Roma, Italia 1850), hasta los quarenta años tranquilo intelectual del sur de la Francia, juez de paz, apasionado de arte y de economia.
Luego, después de un viaje en Inglaterra, donde encuentra a Richard Cobden y vino en contacto con las luchas de la “Liga Anti-Ley de Granos” contra las regulaciones y las aranceles sobre el comercio, se salió transformado y se dedica con fuerza y pasión a la actividad politica, a la divulgación de las concepciónes anti-estatismo, contra el dirigismo y el proteccionismo comercial que auna socialistas y conservadores antiliberales.
Se muere a ni siquiera los cincuenta años dejando de su breve periodo de furor estudios y ensayos llenos de fuerza y de valor profético.
Fue un maestro de libertad: no por casualidad casi desconocido en el mundo (Italia y Mexico incluidos) pero muy difundido y estudiado en los EE.UU. donde viene considerado uno de los padres del libertarismo (por los novatos: doctrina política que define una sociedad sin imposiciónes y sin poder superpuesto).
Sus acusaciónes contra el Estado y la premonición de su descontrolado desarollo, de su degeneración, de su metástasis; el reconocimiento de la propriedad como concepto constitutivo de la sociedad, preexistente al estado y a la ley positiva, fundada en el derecho natural y congénita a la misma naturaleza humana; son estos sus planteamientos fundamentales.
“El hombre ha nacido propietario”; “El Estado ha nacido de una convención en defensa de la Propriedad, por tanto la Ley nace de la Propriedad, y no la Propriedad de la Ley”
El Estado como depredador de riquezas, el Estado como centro de poderes y privilegios, el Estado como incubadora de maléficas utopías.
“[…] En efecto, el Estado, nunca debemos olvidarlo, no tiene su proprios recursos. El no tiene nada y no posee sino lo que sustrae a los trabajadores. En cuanto se entromete en cada cosa, el sustituye a la actividad privada la aviesa y costosa actividad de sus burocratas.”
Desde que Bastiat nos advirtió que “el trabajo produce, la politica destruye” hay que tener muy claro que todas las impuestas, y a fortiori los que pretenden de convencernos de la validez de su crecimiento, son un incentivo al parasitismo, al apadrinamiento, en una palabra a la corrupción.
Bastiat batalla contra el propagarse de las ideas “socialistas” que veen el Estado y la Legislación como el fulcro y la regulación de la existencia, pues el se acuerda de la furia racionalista y jacobina de Rousseau que es su fundamento: “El legislador tiene que sentir entre de sí mismo una fuerza tal que transformar la naturaleza humana”.
Palabras terribles y anticipadoras de las peores maldades!
Bastiat, como catolico y “libertario” tiene confianza en el hombre así como es; el cree, malo profeta, que la sociedad, espontanea y natural agregación, pueda sobrevivir al Estado ordenador:
“Pero porque esto pueda pasar hay que esperar que unas experiencias, acaso crueles, disminuyan otro poco nuestra fe en el Estado y acrezcan nuestra confianza en la Humanidad.”
Esta frase Bastiat la escribió en el 1848, dos años antes de morirse y mucho antes que “el siglo breve”, “el siglo de las ideas asesinas”, el noveciento totalitario hiciera incursión en la historia, llevando a cabo lo que ya estaba y que sólo pocos, Bastiat entre ellos, habian visto.
Pero la historia, como sabemos, raramente enseña.
Hay quien la entienda hoy?
qué libertario, Bastiat no era vago, sino un católico liberal.
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[…] comienza «La ley», el extraordinario ensayo escrito por Frédéric Bastiat en 1848, (ya he escrito sobre él) uno de los más conocidos de su extensa de obra. Hay que disfrutar leyendo y meditando este […]
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[…] lo sé, esta es la nueva manera de vivir, de estar en el mundo. Parafraseando a Bastiat, es fácil ver lo que se gana, sería que pensar también en lo que se […]
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