En Europa, en nombre de un malentendido sentido de acogida y comprensión, para no chocar sensibilidades y valores «diferentes» no se puede, o es contrastado y escarnecido, colgar el crucifijo en las aulas o en los lugares públicos, no se puede tener entre las manos un rosario, a Navidad no se tiene que preparar el belén….
Pero el punto más alto tocado por la locura laicista y antirreligiosa que de décadas, ya, arrecia en Europa es quizás este que paso en estos días en Gran Bretaña.
Un concesionario de publicidad ha prohibido la transmisión de un spot, destinado a los cines antes de la proyección de «Guerras Estelares», en que comparecieron personas absortas a recitar Nuestro Padre, oración-símbolo del cristianismo.
La decisión ha sido motivada con la consideración de no querer «ofender la sensibilidad de los espectadores de fe no cristiana o ateos.»
Una elección que pretende imponer, por la censura, el respeto al conformismo antirreligioso más absurdo y tosco borrando uno de los textos fundacionales de la historia de la humanidad, tan más grave en cuanto perpetrada en un lugar de “cultura” y de difusión de imágenes, sentimientos e ideas como debería ser el cine.
Tenemos que rezar “Padre, perdónalos…
Irónicamente, antes de la película «The Good Dinosaur» los de Pixar nos recetaron un comercial de la religión hinduista, y los cristianos tuvimos que aceptarlo sin protestas. Tristes tiempos los nuestros.
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