El año pasado, más o menos en estos mismos días, escribí en Los frijoles…del gobierno:
“De veras no hay límites a la insipiencia de los gobernantes como a la credulidad de los ciudadanos”.
Al motivo de haber leído que “De manera conjunta, los estados de Durango, San Luis Potosí, Zacatecas, Chihuahua y Guanajuato, solicitaron al Senado de la República que se suspenda la importación de 138 mil toneladas de frijol este año, con la intención de mejorar los ingresos de productores locales”.
Ayer en la prensa ciudadana:
“Autoridades estatales confirmaron que se impidió el ingreso al país de 150 mil toneladas de frijol, lo que beneficiará a los productores de la leguminosa en Durango”.
“El titular del Ejecutivo Estatal, Jorge Herrera Caldera, dio a conocer que tras una reunión que se sostuvo con el titular de la Dirección de Apoyo y Servicio a la Comercialización Agropecuaria (Aserca) Baltazar Hinojosa se determinó en acuerdo con la Secretaría de Economía (SE) cerrar los cupos de importación.
Lo anterior al recordar que en el 2012 existió un desorden porque en la pasada administración federal no se permitió este tipo de acciones por el libre comercio. […] Si hay una importación sería «un crimen para que los productores y más porque Durango es el segundo estado productor a nivel nacional de frijol».
Sostuvo: “qué bueno que el Gobierno de la República tomó esta decisión, porque como sufrimos ya que eran inoperantes y actuaron con torpeza en las anteriores autoridades federales”.
No sé si la información de arriba se ha leído, entendido y analizado por los ciudadanos de Durango, o si, como muchos otros acontecimientos de la vida económico-política mexicana, ha pasado desapercibida o considerada irrelevante.
Esta forma extrema de proteccionismo nacionalista, disfrazado de defensa de los productos locales y luego todo bien y bueno, en realidad es la defensa de los productores locales (pocos y amigos) sin tener en cuenta los consumidores (todos nosotros y desamparados).
Es una expresión de la ignorancia económica; es la puesta en práctica del favoritismo y el clientelismo.
Es la continuación de las políticas económicas socialistas, populistas, demagógicas.
Quien quiera saborear más estos conceptos y las consecuencias que llevan puede volver a leer “Los huevos…del gobierno” que escribí hace más de un año.
Para terminar un merecido plauso a las anteriores autoridades federales que, “inoperantes y actuando con torpeza” –según el actual gobierno-, en el año pasado impidieron la aplicación de estas medidas reaccionarias y proteccionistas, las que impiden el enfrentamiento y el crecimiento real del país.
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