Douce France, cher pays de mon enfance… (Dulce Francia, querido país de mi infancia) …
Así, hace más de cincuenta años, Charles Trenet, chansonnier francés cantaba y hacía cantar los franceses.
Nada ha quedado de la Francia de antaño. El cariño, la dulzura, la inolvidable atmósfera de contento y de “savoir vivre” ha desaparecido.
No sólo es preocupante el alambre rojo de las acciones anticristianas de las activistas de Femen, más aún es la reacción ostentosamente «suave» de la policía frente a los espectáculos de mujeres en topless (claro, a mí no me molesta el topless, más bien…).
Si pues se compara la tolerancia de que disfrutan los ataques de los Femen con la violencia sin precedentes utilizados por la policía contra los manifestantes pacíficos en contra de las uniones del mismo sexo, la ansiedad se convierte en alarma.
En efecto la violencia se ha convertido en intimidación: se recuerda el caso de un hombre obligado a pagar una fuerte multa por llevar una camiseta con el logo del evento, y después los 67 jóvenes arrestados y mantenidos aprisionados para todo el día sólo para protestar en silencio cerca de la sede de la Asamblea Nacional.
Por otro lado, en cambio, los activistas de Femen gozan de impunidad aparentemente poco comprensible, ya que sus ataques a personas y lugares de culto están multiplicando.
Así que se le interpela al Consejo de Europa a intervenir para detener en Francia la violencia contra los cristianos, así como investigar las actividades de Femen.
I couldn’t resist commenting. Very well written!
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