Dinero y riqueza, reeditado


Circulación de dinero

Dinero y Riqueza fue mi primer post que escribí en español: era el 31 de diciembre del 2010.
Ya vivía en México y quise continuar, en el idioma español que estaba aprendiendo, el blog que ya tenía en Italia.

El estímulo me vino de un artículo, no recuerdo al autor ni donde lo leí, que utilizando una historia bastante difundida en la web, afirmaba en línea con la tesis estrafalaria de John Maynard Keynes, economista todavía en boga, que el gasto, incluso a crédito, con dinero falso, creado de la nada, era el motor de la economía.

Esta teoría tiene muchos seguidores y más partidarios ya que está en la base de todas las formas de estatismo y dirigismo que dominan el mundo.

 

La fábula que me inspiró se ambientaba en un pueblo situado a orillas del mar donde llegó un mafioso ruso, que sin darse cuenta resolvió todos los problemas de sus habitantes.

Terminaba con una moraleja al igual absurda:
SI EL DINERO CIRCULA SE ACABA LA CRISIS.
Son muchos los que le creen a esta tontería: que es el gasto, aunque improductivo, que genera la riqueza, mientras, al revés, es el ahorro que, permitiendo inversiones, hace crecer la economía y la riqueza de un país.

Pero ya lo sé, son palabras en el viento.

 

Es agosto, en una pequeña ciudad de la costa, en plena temporada; cae una lluvia torrencial y hace varios días que la ciudad parece desierta.
Hace rato que la crisis viene azotando este lugar, todos tienen deudas y viven a base de créditos.

Por fortuna, llega un ruso mafioso forrado de dinero y entra en el único pequeño hotel del lugar. Pide una habitación. Pone un billete de 100 dólares en la mesa de la recepcionista y se va a ver las habitaciones.

El jefe del hotel agarra el billete y sale corriendo a pagar sus deudas con el carnicero.Éste toma el billete y corre a pagar su deuda con el criador de cerdos.
A su turno éste sale corriendo para pagar lo que le debe al molino proveedor de alimentos para animales.
El dueño del molino toma el billete al vuelo y corre a liquidar su deuda con María, la prostituta a la que hace tiempo que no le paga. En tiempos de crisis, hasta ella ofrece servicios a crédito.
La prostituta con el billete en mano sale para el pequeño hotel donde había traído a sus clientes las últimas veces y que todavía no había pagado y le entrega el billete al dueño del hotel.

En este momento baja el ruso, que acaba de echar un vistazo a las habitaciones, dice que no le convence ninguna, toma el billete y se va. ¡Nadie ha ganado un centavo, pero ahora toda la ciudad vive sin deudas y mira el futuro con confianza!

MORALEJA: ¡¡¡SI EL DINERO CIRCULA SE ACABA LA CRISIS!!! 

 

Hay historias circulando en la web que todos leímos quizá con superficialidad así que nos parecen que sean verdades que alguien nos pone claras delante de los ojos. También contribuimos, a veces con exclamaciones de aprobación (¡quien fue el genio que las escribió!), a difundir.
En esta manera prácticamente parece que todo el mundo esté de acuerdo con la moraleja que hay, explícita o disimulada, bajo las historietas.

Pero no es así. No es así en la historieta de arriba que he recibido en esos días.

La historia esconde una falacia económica perfectamente congruente con la mentalidad keynesiana que es el sello de estos tiempos desventurado.

Hay desafortunadamente economistas (seudo-economistas) tecnócratas, pegados al “sistema”, como, por no esconderse atrás de un dedo el premiado Nobel Paul Krugman, que no ven más allá de sus narices y creen que la circulación del dinero produzca riqueza.

Hemos llegado a tal punto de absurdo financiero que somos capaces de creer que la riqueza sea simplemente que el dinero circule.

¿Y por qué no lo hacemos con la impresora también?… (de verdad ya esto lo hacen…)

¡Pero no! No es el movimiento del dinero lo que ocasiona la producción y por lo tanto la riqueza de un hombre, de una familia, de un país. Es la producción la que provoca el movimiento del dinero.

No se puede vivir del movimiento del dinero: si no se produce nada, el movimiento del dinero no nos dará de comer. Podemos intercambiarnos continuamente 100 pesos pero eso no nos dará de comer.

El dinero no es más que una herramienta para intercambiar producción.

Que el aumento de la cantidad del dinero, o de su circulación que es lo mismo, no cree riqueza, sino inflación que es otra cosa y más grave, ya había sido visto claramente, hace dos siglos, por David Hume – y antes de el-, por Richard Cantillon.

Fue propio para explicar este efecto que Hume asumió que si una mañana cualquiera todos los ciudadanos, como los de la pequeña ciudad del cuento, al despertarse, descubrieran de tener cien pesos de más, su riqueza no habría sido aumentada para nada.

Pero volviendo a la historia, la solución está en que realmente la deuda global es cero: cada uno tiene un crédito de cien pesos y un debito de cien pesos. Pero ellos no lo saben. Si todos se juntaran en una habitación, en los bancos se llamaría cámara de compensación, saldarían sus deudas sin necesidad de poner en circulación los 100 pesos.

Es decir que ni el ruso ni el billete era necesario para resolver la situación

Dejando de un lado que se hace trampa porque todos deben lo mismo que les adeudan, en el mundo real se tienen que pagar intereses por las deudas y no es cierto que regresando el capital la deuda se apague.

El interés es la medida de la preferencia temporal que cada individuo tiene: es a decir yo prefiero tener cien pesos ahora que después de un año, pero podría ser que prefiera, después de un año, ciento diez pesos. Bueno lo diez pesos en más son el coste de mi preferencia temporal, son el interés sobre lo cien pesos que recibiré después de un año.

La única forma de que la economía funcione es producir más riqueza: porque de otra manera, no se pueden pagar los intereses. Esta es la única y verdadera manera porque se acabe la crisis.

Como si los problemas macroeconómicos fueran siempre sólo en la tubería (la circulación, la liquidez), y nunca en la cantidad de agua (que es el problema real y se llama “de solvencia”, es a decir de tener riqueza).

Como si de veras el dinero (abstracción financiera) fuera lo mismo que la riqueza (realidad económica).
Como si de veras toda corrección económica pudiera “resolverse” para siempre simplemente inyectándole “dinero-fiat” sacado de la nada.  Como el ruso de la historieta y sus cien pesos que van y vienen.

Y por último, hay que decirlo, quien escribió esa historieta no es un genio, sino un incompetente.

 

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